De forma cruel y tan despiadada que no repararon que la víctima llevaba una
niña de tres años en sus brazos, dos hombres asesinaron ayer, de nueve balazos,
desde una motocicleta, al encargado de Mantenimiento del Ministerio de Salud
Pública, Francisco Durán de Castro, de 43 años.
El crimen, que se ha sumado a otros cuatro asesinatos, cometidos con la misma
saña y características en este mes de abril, ha provocado conmoción en la
opinión pública, y temor porque la ciudadanía ha visto ineficacia para
esclarecer estos hechos de sangre por parte de los investigadores
policiales.
La muerte de Durán de Castro ocurrió cerca de las 7:10 de la mañana, tras ser
atacado a tiros mientras se desmontaba de su vehículo para dejar en un colegio
materno infantil, ubicado en el ensanche Luperón, a su sobrina de tres años. La
niña resultó ilesa, porque la víctima la abrazó y la protegió de los disparos
con su cuerpo. Pasadas las 9:00 de la noche de ayer, el vocero de la Policía,
coronel Jacobo Mateo Moquete, dijo que las investigaciones avanzaban, pero que
aún no se tenía detenido a ningún sospechoso.
Mateo Moquete informó que en el lugar del crimen se colectaron nueve
casquillos de pistolas, pero el vehículo tenía 16 impactos de proyectiles. El
fiscal adjunto Francisco Primitivo Luciano Comas, del Departamento de Crímenes y
Delitos contra las Personas (Homicidios), informó que los indicios arrojan que
se trató de un crimen por encargo. A la víctima no le robaron, tenía su
billetera con dinero, dólares y su arma de fuego.
Se informó, sin confirmación de la Policía, que Durán de Castro, quien
residía en el barrio Simón Bolívar, fue hace cierto tiempo testigo en la
justicia de un homicidio ocurrido en ese sector. La Policía trata de establecer
si ese habría sido el móvil del asesinato. Los familiares y vecinos dicen que
Durán de Castro era una persona con don de gente, tranquila y que no tenía
problemas con nadie.
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