30 de abril de 2014

El ‘banquete’ de una vuelta al mundo


Un viaje alrededor del mundo es como un espléndido banquete chino donde les sirven a los comensales múltiples aperitivos, platillos principales, postres y, cuando uno cree que ya terminó, traen sopas, té y golosinas.
Aquí van momentos memorables del festín de vistas, sonidos y cultura de una vuelta al mundo a bordo del crucero Amsterdam de Holland America, de 62,735 toneladas de desplazamiento y capacidad para 1,380 pasajeros, durante una travesía de 113 días desde Fort Lauderdale, arreglados como el menú de un “banquete”.
Aperitivos
Estas experiencias resultaron tan deliciosas como “platos principales”. Las pongo como “aperitivos”, pues ocurrieron al principio. Comenzamos con una escala en Costa Rica visitando el Veragua Rainforest Eco-Adventure, una reserva natural cerca de Puerto Limón, con aventuras de “zip-lining” y funicular en el bosque y visita a un jardín de mariposas, y continuamos con un cruce del Canal de Panamá, maravilla del mundo moderno que permite ver el amanecer en el mar Caribe y la puesta de sol en el océano Pacífico. Paradas en Manta, Ecuador, para visitar la ciudad colonial de Montecristi donde se crean los sombreros de paja toquilla, y Callao para excursiones a Lima, Perú, nos dieron oportunidades de explorar la América del Sur. En Lima, visitamos el elegante suburbio de Miraflores y dos centros arquelógicos de la cultura Lima, la Huaca Pucllana y la Huaca Huallamarca en el distrito de San Isidro. Desde sus pirámides obtuvimos vistas de Lima y en sus museos apreciamos objetos de esa cultura que floreció entre los siglos V y VIII. De regreso al barco, un grupo folclórico, Mi Tierra, Perú, presentó música y bailes tradicionales.
En la Isla de Pascua nos esperaban las “cabezas grandes” de estatuas polinesas. Hay cientos de ellas en esta islita en medio del Pacífico y en los casos en que solamente se ven las cabezas sobre tierra, son como témpanos de hielo: el resto de la estatua está sepultada bajo tierra por los elementos.
Tres días en la Polinesia francesa fueron deliciosos. En Tahití, a unos pasos del muelle se encuentran puntos de interés que incluyen el Mercado de Papeete, la iglesia de la Inmaculada Concepción con campanario rojo, y el paseo marítimo que recuerda a los de ciudades de la Riviera francesa. En la isla de Moorea alquilamos una casita de techo de paja sobre el mar en el Moorea Pearl Resort & Spa. Descendiendo por unos escalones de la terraza, sentíamos el cálido abrazo de una laguna tropical. Y en la idílica Bora Bora hicimos igual en el Four Seasons Bora Bora en un “motu” (islita) en la increíblemente azul laguna de Bora Bora. Almorzamos al fresco con un festín polinés, incluidos pescados y frutas frescas en el Four Seasons Bora Bora.
Platos principales
Dos de los puertos naturales más escénicos del mundo, Sídney (Australia) y Hong Kong (China) ofrecieron vistas icónicas como la Casa de la ”pera y el Harbour Bridge en Sídney, e imponentes rascacielos junto a barcos tradicionales en Hong Kong.
Con dos días en ambas ciudades pudimos explorar a nuestras anchas disfrutando de encuentros con canguros y koalas en Australia, y tomando el tren al tope de Victoria Peak en Hong Kong para vistas panorámicas. El Amsterdam estaba en el muelle Ocean Terminal, con sus cientos de tiendas y boutiques y bellas vistas del espectáculo de luces cada noche en el Puerto de Hong Kong.
También teníamos dos días en Singapur y visitamos íconos como el Merlion, una criatura mítica con la cabeza de un león y el cuerpo de un pez que es símbolo de Singapur; el rascacielo Marina Bay Sands Hotel, con sus tres torres coronadas por una estructura que parece un barco; y el Singapore Flyer, de 541-pies de altura, una rueda de observación.
En Sri Lanka, visitamos el orfelinato de elefantes de Pinawala, a tres horas de la capital de Colombo. El orfelinato, sitio también de crianza de elefantes, situado en una propiedad de cocoteros junto a un río, permite que los visitantes vean estas criaturas en el río,  siendo alimentadas.
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MÁS QUE SATISFECHOS
Postre

Una jornada en la playa y paseo por las montañas en las islas Seychelles fue preámbulo a safaris desde Durban y Ciudad del Cabo en África del Sur, incluido uno a Aquila, reserva de 11,000 acres a dos horas de Ciudad del Cabo. Entre los panoramas de estos safaris hubo cebras, rinocerontes, elefantes y jirafas e hipopótamos.
Sopa
La “sopa” del “banquete chino” fue una excursión al desierto de Namibia con arenas de color de albaricoque -las arenas “rugen” cuando se deslizan sobre sí mismas-.
Té y dulces
El barco Amsterdam, de tamaño mediano, fue un “dulce”: con salones adornados con flores y arte; cabinas confortables, spa europeo; dos piscinas; variedad de restaurantes, bares y teatro. Actividades organizadas incluían bailes, fiestas y charlas con celebridades.
Por último, una cosa cierta sobre el “banquete” de una vuelta al mundo: ¡nos deja queriendo más! 

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