Washington (EE. UU.).- El presidente de estadounidense, Barack Obama, retomó este martes su agenda nacional, tras una productiva gira por Asia y Australia, con la vista puesta en las medidas unilaterales sobre inmigración que podría anunciar esta misma semana pese al rechazo frontal de los republicanos.
Después de haber pasado la última semana en China, Birmania y Australia, Obama preveía este martes mantener un almuerzo con su vicepresidente, Joseph Biden, y reunirse con algunos de sus altos asesores en la Casa Blanca, pero todo ello a puerta cerrada.
En esta gira, Obama logró un gran impulso para la lucha contra el cambio climático, una de las prioridades de su segundo mandato, con un ambicioso acuerdo de alto nivel con China y el compromiso de aportaciones financieras de los países del G20, reflejado en el documento final de la cumbre que el grupo celebró en Brisbane (Australia).
Además, durante esa cumbre, EE. UU. y Europa volvieron a demostrar su unidad en torno al conflicto en Ucrania, y Obama subrayó que el aislamiento económico de Moscú "continuará" si prosiguen la venta de armas a las fuerzas prorrusas y otras injerencias.
Mientras Obama se encontraba en Birmania comenzaron a aparecer en la prensa estadounidense las primeras filtraciones de su plan ejecutivo sobre inmigración, que evitaría la deportación de entre 4,5 y 5 millones de indocumentados, según la cadena Fox y el diario The New York Times.
Desde Rangún y al lado de la líder opositora birmana Aung San Suu Kyi, Obama recordó que, hace varios meses, ya advirtió al líder republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, de que, si el Congreso no actuaba, él usaría "toda la autoridad legal" que posee para tratar de que el sistema migratorio "funcione mejor".
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