Está más que comprobado que el envío de tropas élites a patrullar las calles no es la solución a la escala delincuencial que se registra en el país, sino que una Policía Nacional bien pagada y bien dirigida, una buena política de empleos para la juventud y una educación de calidad, sería lo adecuado para enfrentar la ola de atracos y muertes violentas que se registran en República Dominicana.
El miércoles, el gobierno dispuso acciones que considera contundentes para reforzar la seguridad ciudadana, para lo cual ordenó que 7 mil agentes vayan a las calles, entre ellos las unidades élites de la Policía Nacional como los SWAT, Lince y Topos; las del Ministerio de Defensa, del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, entre estas, el Comando Especial Contraterrorismo, la Fuerza de Tarea Conjunta e Intergerencial y la Fuerza de Tarea Conjunta Ciudad Tranquila.
Lo anunciado por las autoridades iniciará este viernes 31, a las 5:00 de la mañana y se espera que de los frutos buscados, aunque muchas personas están escépticas sobre este particular.
“La guardia no está para patrullar las calles y los policías son más delincuentes que los que arrancan cadenas en los barrios; las estadísticas están ahí, los últimos asaltos han sido comandados por agentes de la uniformada, sino fíjese en lo ocurrido a un mensajero de una compañía de seguros, donde entre los atracadores había un raso de la Policía (Luis Enrique Reyes Javier), el cual fue herido”, dijo una fuente a DominicanosHoy.
Entiende que el problema radica en los que dirigen la Policía, quienes, a su entender, no han sabido orquestar un plan para enfrentar un flagelo que lastra a la sociedad dominicana y que ha modificado el modo de vida de la ciudadanía, que está temerosa de salir a las calles.
La gente en las calles tampoco cree que esta medida vaya a ser la panacea para la delincuencia que afecta la nación, pues el sueldo de miseria que devengan los agentes no les alcanza “ni para comprar sal” y estos no se van a arriesgar detrás de nada, opinan.
Tal es el caso del señor Horacio Luciano, residente en el ensanche Quisqueya, quien afirmó que él le tiene más miedo a los mismos policías que a cualquier otra persona, porque “te interceptan y te atracan ellos mismos”.
La estudiante universitaria Cristina Peña dijo que teme salir de su casa “hasta de día” y que se ha visto en la obligación de contratar a un amigo motoconchista para “que me saque todos los días hasta la parada del Metro, porque por aquí no se puede andar a pie”.
En la actualidad, de acuerdo a estudios internacionales, Santo Domingo, capital de la República Dominicana, ocupa el quinto lugar entre las ciudades más peligrosas de Latinoamérica, con una tasa de homicidio de 29,1 asesinatos violentos por cada 100.000 habitantes, solo por debajo de Caracas, Venezuela; Ciudad Guatemala, Guatemala; Ciudad Panamá, Panamá; y Puerto Príncipe, Haití.
Sin embargo, en 2008, Santo Domingo era la más segura de toda América Latina, de acuerdo la famosa encuestadora internacional Mercer Consulting, publicada en CNN el 13 de junio de ese año.
“Para esa fecha el jefe de la Policía era el mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, quien estuvo de puesto en varias ciudades del interior y logró que bajara la delincuencia a su mínima expresión y el gobierno se vio en la obligación de nombrarlo y a los pocos meses puso la casa en orden y al país seguro”, agregó el informante.
Sostuvo que conserva un estudio realizado por el Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana, donde se afirma que en esa Jefatura se registraron los menores niveles de victimización hasta ahora vistos.
“Lo que anunciaron no resuelve nada. Ese patrullaje lo harán en las vías principales de Santo Domingo y, quizás, de Santiago; pero los barrios quedan igual, sin seguridad y sin nadie a quien les duela; además, económicamente no creo que puedan mantener por más de 15 días a tantas personas en las calles”, sostuvo.
Da pena ver la cantidad de jóvenes que están hacendo nada en los barrios, porque no tienen ningún tipo de ocupación, por falta de una política gubernamental eficaz. Mientras que no haya un plan dirigido a ese segmento poblacional, aquí nada se va a resolver.
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