La segunda vuelta de la elección presidencial en Colombia pone en juego
el proceso de paz con la guerrilla, al enfrentar a su principal
impulsor, el mandatario Juan Manuel Santos, y a su crítico más
encarnizado, Óscar Iván Zuluaga. Santos, un liberal de centroderecha de
62 años, busca la reelección decidido a acabar con un conflicto de cinco
décadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC,
comunistas), principal grupo rebelde del país, con el que adelanta
negociaciones desde noviembre de 2012 en La Habana.
“Con paz haremos más”, asegura el mandatario, que esta semana anunció el
inicio de conversaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN,
extrema izquierda), segunda guerrilla del país, con miras a alcanzar
“una paz integral”.
Para Santos, el fin de la insurgencia permitirá “liberar el potencial”
de Colombia y aumentar la inversión en salud y educación, pero, en
especial, mejorará la vida de los más desfavorecidos, “los que están
poniendo los muertos en esta guerra”, en un país donde un tercio de los
47 millones de habitantes son pobres a pesar de un crecimiento superior
al 4% anual.
Un opositor feroz
Zuluaga, un derechista de 55 años, delfín del expresidente Álvaro Uribe (2002- 2010), ha sido un feroz opositor a las pláticas con las FARC, aunque matizó su postura tras ganar la primera vuelta el 25 de mayo, cuando obtuvo 29.3% de los votos frente a 25.7% de Santos.
Zuluaga, un derechista de 55 años, delfín del expresidente Álvaro Uribe (2002- 2010), ha sido un feroz opositor a las pláticas con las FARC, aunque matizó su postura tras ganar la primera vuelta el 25 de mayo, cuando obtuvo 29.3% de los votos frente a 25.7% de Santos.
Mañana domingo los colombianos deberán decidir entre “una paz negociada
sin condiciones, como la ha planteado el actual gobierno, o una paz con
condiciones”, repite Zuluaga, quien catalogó de “electorero” el anuncio
de los acercamientos al ELN. “Yo quiero paz”, dijo este exministro de
Hacienda de Uribe en un debate televisado esta semana, “pero no quiero
ver a Timochenko (alias del jefe máximo de las FARC) en el Congreso”.
La “impunidad” es un tema sensible en Colombia. El candidato opositor
denunció ayer que hubo un uso indebido de la propaganda pública durante
la campaña, pero dijo que aceptará los resultados.
“Acataré los resultados, las denuncias que se han hecho hoy espero que
manden una actuación de los organismos de control y están referidas al
manejo de muchos recursos de forma indebida para la campaña”, afirmó
Zuluaga en una rueda de prensa.
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EL POSIBLE FIN DEL PROCESO DE PAZ
Para el politólogo Fernando Giraldo, profesor en la Universidad Javeriana, “si Santos gana se termina refrendando el proceso de paz”. “Pero si gana Zuluaga, el sentimiento general es que se romperá, o al menos se le pondrán condiciones inaceptables para las FARC que terminarán rompiéndolo”, dijo a la AFP. Giraldo consideró un logro de Santos el haber colocado el debate entre “paz o guerra”, con lo cual muchos colombianos se sentirán llamados a votar para “no desaprovechar la oportunidad” de terminar el largo conflicto, que ha lastrado el desarrollo del país.
EL POSIBLE FIN DEL PROCESO DE PAZ
Para el politólogo Fernando Giraldo, profesor en la Universidad Javeriana, “si Santos gana se termina refrendando el proceso de paz”. “Pero si gana Zuluaga, el sentimiento general es que se romperá, o al menos se le pondrán condiciones inaceptables para las FARC que terminarán rompiéndolo”, dijo a la AFP. Giraldo consideró un logro de Santos el haber colocado el debate entre “paz o guerra”, con lo cual muchos colombianos se sentirán llamados a votar para “no desaprovechar la oportunidad” de terminar el largo conflicto, que ha lastrado el desarrollo del país.
Con ese discurso se sumó a la campaña reeleccionista la célebre exrehén
de las FARC Ingrid Betancourt: “Estoy convencida de que tenemos que
abrir el país y el futuro de nuestros hijos a la esperanza (...). Por
eso, apoyo el proceso de paz que está liderando el presidente Santos:
por encima de todo la paz”, dijo.
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