Luis Guillermo Solís asumió ayer jueves la
presidencia de Costa Rica con promesas de cambio, transparencia y
diálogo con todos los sectores del país.
Solís releva en el
mandato a Laura Chinchilla, de quien fuera opositor. La ahora
exmandataria aseguró sentirse “desahogada” tras entregar el mando del
país, luego de una administración marcada por una alta impopularidad y
situaciones polémicas que llevaron a la renuncia de 15 de sus ministros.
Ante casi 20,000 personas reunidas en el Estadio Nacional de San
José, Solís recibió la banda presidencial en manos del presidente de la
Asamblea Legislativa y diputado oficialista, Henry Mora. En su
discurso, Solís hizo un repaso por sus principales promesas de campaña, e
insistió repetidas veces en que su presidencia estará “siempre abierta”
para el diálogo con todos los sectores políticos y sociales.
El
nuevo presidente para el período 2014-2018 se comprometió a mantenerse
atento a los llamados de lo que llamó “nueva democracia ciudadana”.
“Cuando
me equivoque, corríjanme; cuando me pierda, búsquenme; cuando flaquee,
denme fuerzas. Si no les escucho, reclámenlo; si les abandono, si no
estoy ahí cuando más me necesiten, si usurpare con aviesa intención la
confianza depositada en mí con tanta generosidad por un pueblo que
demanda vhonestidad y buen gobierno, repúdienme”, afirmó.
En medio
de las ovaciones que interrumpían su discurso, Solís aseguró que
procurará la administración eficiente de los fondos públicos, no
tolerará la evasión fiscal para combatir un déficit que supera los 2,500
millones de dólares, y luchará por la erradicación de la pobreza
extrema.
A este cambio de mando en Costa Rica acudieron como invitados los presidentes de América Latina.
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