6 de agosto de 2016

Lo que mostró y no mostró de Brasil la ceremonia inaugural de las Olimpiadas de Río 2016

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La ceremonia inaugural de las Olimpiadas de Río de Janeiro mostró el viernes el espíritu alegre y la calidad de los brasileños para brindar fiestas maravillosas, inspiradoras.
Pero no mostró el escepticismo que hay en el país anfitrión con estos Juegos: casi dos tercios (63%) de los brasileños cree que traerán más perjuicios que beneficios, según una encuesta reciente de Datafolha.
El acto, celebrado en el estadio de Maracaná, derramó creatividad e innovación para lograr un espectáculo internacional de primer nivel, con menos recursos que en Londres 2012 y Pekín 2008.
Pero tampoco mostró que la feroz recesión económica que sufre Brasil está provocando crisis, ajustes o huelgas en centros de educación y cultura del país, cunas reales de creatividad e innovación.
La ceremonia olímpica exhibió orgullo nacional de los anfitriones, que gozaron con la interpretación del himno de Brasil por Paulinho da Viola, corearon “País Tropical” de Jorge Ben Jor y ovacionaron a su delegación al entrar al estadio.
“El mejor lugar del mundo es aquí y ahora”, dijo en su discurso el brasileño que preside el comité organizador de los Juegos de Río, Carlos Arthur Nuzman.
Pero al comenzar la ceremonia no fue anunciado el nombre del presidente interino de Brasil, Michel Temer, como es costumbre y estaba previsto, para evitar que fuera abucheado.
De todos modos, casi al final del acto sí pudo escucharse un gran abucheo a Temer, cuando declaró inauguradas las Olimpiadas, pese a que su discurso fue mínimo y seguido por fuegos artificiales.
Y en la ceremonia no se vio a la presidenta suspendida de Brasil, la también impopular Dilma Rousseff, ausente para evitar quedar en un segundo plano respecto a Temer, que la reemplaza mientras es juzgada en el Senado por manipulación presupuestal.

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