20 de febrero de 2015

Superando tus propios límites!

Cree en ti mismo y en todo lo que eres, hay algo dentro de ti que es más grande que cualquier obstáculo.
 
Tú tienes voluntad sobre tus propios pensamientos. La primera cosa que hay que vencer es el pensamiento, que te dice cuáles son tus limitaciones. Dice la Palabra: “En Dios haremos proezas”. El Salmo 150 dice: Lo alabamos por sus proezas.
 
Dios hace sus proezas y yo debo hacer las mías.
Nosotros no tenemos ningún problema con Dios, Él hace proezas, Él provocó un diluvio, ¿de quién fue la proeza? De Dios. Pero Noé hizo el arca, ¿de quién fue la proeza de hacerla? De Noé. El problema está en nosotros hacer lo que Dios nos ha llamado hacer.
 
Si Dios hubiera hecho el diluvio y Noé no hace el arca, nadie se hubiera salvado. Dios tiene que hacer proezas, pero también nos ordena a hacerlas.
 
Noé tuvo que vencer muchas cosas. Critica, presiones, diferencias de opiniones etc… Para empezar, si nunca había llovido, no sabían lo que esto significaba. Noé tuvo que vencer ideas en su mente sobre el límite que rompería Dios para luego, romper su propio límite personal. Dios es experto superando y retando los límites.
 
Todos tenemos límites. Los hermanos Wright, sabían que no podíamos volar; sin embargo, rompieron los límites e inventaron un avión. El papá de ellos era pastor, y decía que si Dios hubiera querido que voláramos, nos habría dado alas. Ellos pensaron conseguir volar. Superaron los límites de la opinión pública y familiar. Proverbios 23:7 Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.
Hay una expresión que dice: “Piensa que puedes y piensa que no puedes; en ambos casos tienes razón”. Tú decides qué pensar; tú piensas lo que quieres. Tú tienes voluntad sobre tus propios pensamientos.
La primera cosa que hay que vencer es el pensamiento, que te dice cuáles son tus limitaciones. Otro ejemplo es el hombre que sin brazos trabajaba en la CIA y además, era pitcher del equipo de softball. No tenía brazos, pero algo tuvo que pensar que no lo estaba pensando el resto. Él dijo: “No tengo brazos, pero ¡quién dice que no tengo pies!”.
1. Para romper tus límites, debes pensar de otra forma, porque si se pudiera de la forma que has tratado, ya lo hubieras logrado. Tenemos que superar los límites, pensar distinto, diferente. Porque Dios no le va a dar ni un solo pensamiento al que no está pensando. Pensamos hasta dormidos. De hecho la Biblia nos dice en que pensar no nos dice que pensad sino en que: Fil. 4:8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Segunda cosa que hay que romper son los sentimientos. Es la cosa más traicionera que yo conozco. Aunque todos andamos cómo nos sentimos. Hay momentos en que no se trata de sentirnos mejor, sino de hacer las cosas. Si los sentimientos nos van a guiar, ¿cómo vamos a romper algún límite?
Sentimientos de rechazo, de aceptación o no, de inferioridad, de falsa humildad, de inseguridad, de presión.
2. Nadie puede romper los límites si quiere huir del sentimiento de presión. ¿El sentir presión es inevitable?
Hay gente que entra a competir, dándose por vencido; que inicia el partido, creyendo que ya perdió. ¿Por qué? Porque para ellos, es mejor abandonar una situación o un reto, que sentir la presión de tener que ganar.
Si no sabes manejar la presión, no vas a poder romper tus límites.
Cuando tu yo descubramos el poder que hay en la Palabra de Dios y dejemos esos sentimientos ridículos que sólo tú y yo nos hemos metido o que alguien nos dijo algo que quedó en nuestro corazón, vamos a romper los límites.
Nadie ni nada te puede hacer sentir mal o de menos si tú no se lo permites. Los sentimientos nos engañan.
3. Cree que el sentimiento de seguridad es muy importante.
¿Cómo lo desarrollamos? Haciendo cosas pequeñas con excelencia; no pases a una cosa más grande si no has hecho la primera bien. Ese sentimiento viene de una práctica. Nuestros pensamientos generan sentimientos; gestos, acciones; hábitos, y carácter.
Si quieres superar el límite, debes hacer lo que dice el Salmo 126: Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan.
Dios nos hizo libre para soñar. El problema es que mucha gente es libre de las drogas, el alcohol, etc., pero luego, ya no sueña.
 Pero el Salmo dice que seremos como los que sueñan. Nadie que es esclavo de un mal hábito puede soñar. Ejemplos:
Si tú eres esclavo del sexo ilícito, no puedes soñar con un buen matrimonio, es un tormento pensar en qué momento te agarran con la otra o el otro.
Si eres drogadicto, tampoco, pues vas a destruir todo. Nadie que se mete a un mal hábito o que lo practica suele soñar como soñamos los que tenemos buenos hábitos.
Si tienes el hábito de honestidad, de decir siempre la verdad, sueña; seguramente, se van a lograr. Si estás estudiando, sueña en bendecir a tus familiares. Pero el que no estudia y es un vago, ¿qué va a soñar?
No podemos soñar a menos que seamos libres. Tú no eres libre del pecado hasta que no te encuentras libre para pecar. La Biblia dice que éramos esclavos.
Si tienes el hábito de la pereza, de llegar tarde, tienes que hacer una de dos cosas: O cambias tus hábitos por buenos, o dejas de soñar. Porque no vas a soñar con una vida exitosa, si llevas una vida desbalanceada. Di: “Voy a tener buenos hábitos, sentimientos y pensamientos”.
4. Debes de dejar el pasado, porque sino, no vas a superar los límites. Nos estamos limitando en base no a nuestro presente, ni en base nuestro postrer estado. Sino que nos limitamos cuando decidimos en nuestro presente vivir en base a nuestro pasado. Salmo 103:8-14.
Nadie que ve para atrás, maneja para adelante. ¿Ha probado manejar viendo por el retrovisor? Ya te hubieras matado. Uno sólo puede manejar la vida viendo hacia delante. En Isaías 54 dice: No temas, porque no serás avergonzado, aun los pecados de tu juventud, no los recordarás. Arrastrar el pasado no nos va a dejar tener un mejor futuro.
Quiero que piensen en algo: Estoy consciente que muchos de los sueños que ustedes tienen dependen de los que yo tengo, porque yo sueño con ver a su familia y a mi familia para el reino de Dios.
Las cosas que te digo no las pueden cambiar los hijos, las esposas o los amigos y hermanos porque mucho de lo que nos pasa tienen que ver con nuestra actitud para vivir y debemos de aprender a hacerlo cada día mejor. Escribe todas las cosas que crees que pudieran detenerte, y luego rompe el papel. Nada de eso puede detenerte, porque ¡en Dios haremos proezas!

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