La
movilización es una necesidad que acompañará al ser humano toda la
vida. De ahí la importancia de aspirar a que el medio de transporte
utilizado sea lo más digno posible e integrado a un sistema funcional y
eficiente, sobre todo cuando el gasto en este servicio se estima sobre
el 25 por ciento de la canasta familiar.En ese sentido, el Estado y el
sector sindical del transporte público de pasajeros han jugado papeles
trascendentales en esta historia, que elCaribe sintetiza y evalúa en sus
últimos 10 años.
En 1920 surge en el país el famoso “carrito de
concho” para dar respuesta a esa población que necesitaba trasladarse al
casco urbano. Es en 1978 cuando aparece el motoconcho en el municipio
de Haina. Este servicio tiene su expansión en 1982, producto de una
crisis de combustible que provocó la caída del sistema de transporte
público de pasajeros.
Desde entonces, el transporte público en la
República Dominicana ha crecido como un pulpo cuyos tentáculos se han
salido de las manos a las siete entidades que lo han regulado de manera
directa, siendo así controlado por un sector empresarial amparado en la
sombrilla sindical que tiene a su cargo el 90% de la demanda de
usuarios.
Un esfuerzo por regular esta situación se concentró en
la puesta en marcha de dos líneas del Metro en dos rutas troncales de
Santo Domingo. Este sistema ferroviario mueve de lunes a viernes un
promedio de 250 mil personas en una ciudad con una población estimada en
3.3 millones de habitantes, que genera 3 millones de viajes en
transporte público de pasajeros por día.
El dato está contenido
en un estudio, autoría de Onéximo González, especialista en transporte,
tránsito y movilidad, que indica que las dos líneas del Metro solo
mueven el 6.4% del total de los viajes mientras las unidades de la
Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA) movilizan el
3.5%.
Ángel Segura, quien en 2009 fungió como director de la
Oficina Técnica de Transporte Terrestre (OTTT), entiende que no se puede
negar los avances significativos alcanzados en el transporte de
pasajeros, que se muestran en la operación de dos líneas del Metro.
No
obstante, indicó que está pendiente la implementación de rutas
alimentadoras y concluir la línea que conecta a Santo Domingo Este con
el Distrito Nacional. “Creo que es el paso fundamental que se debe dar
en estos momentos”, puntualiza.
El experto apuesta a la
construcción de nuevas líneas del Metro para resolver el problema de
movilidad. En caso de que el Estado no cuente con recursos económicos,
consideró la creación de carriles exclusivos para el transporte masivo
de pasajeros en rutas troncales como las avenidas 27 de Febrero e
Independencia.
Segura habla de autobuses articulados y
gestionados de manera que puedan tener una buena frecuencia y que a la
vez se comporten como alimentadores de las rutas del Metro.
Deploró
que en gastos de transporte se vaya el 25% de la canasta familiar, que
de acuerdo con el Banco Central hasta abril de este año estaba entre los
RD$13,268.59 la más económica. Según sus estimaciones el presupuesto
destinado a este concepto como máximo debería ser de un 10 a 15%.
“Lamentablemente,
el transporte público en la ciudad en su gran mayoría está en manos de
sindicatos. Los sindicatos no tienen las unidades como es recomendado”
dice. Considera que este sector debe integrarse al sistema como empresas
de transporte de manera que pueda ser gestionado por el Instituto
Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant). Confía en que la
nueva ley regulará este y otros aspectos.
Estima que el servicio
de transporte público en manos de sindicatos genera casi RD$100 millones
diariamente, que a su juicio se manejan sin ningún control. Es por
estas razones que recomienda la automatización del transporte para
evitar pérdidas y que el dinero vaya a sectores oscuros como el
narcotráfico.
“Yo lo puedo decir que estoy fuera del escenario,
los sindicatos en este momentos no tienen razón de ser. El modelo de los
sindicatos de hoy en día no son garantía para poder dar un buen
servicio del transporte”, asevera.
Deplora que la dinámica
operativa del sector sindical del transporte sea de obtener beneficios
en base a la cantidad de unidades que opera. “Sobre ese modelo no
podemos trabajar, esto provoca que los transportistas terminen sin
recursos”, enfatiza.
Para el técnico lo más factible es aumentar
el número de unidades de acuerdo con la demanda determinada en un lugar
específico. “Yo pienso que el Gobierno debe poner todas sus fuerzas en
el transporte urbano específicamente en el Gran Santo Domingo y
Santiago” recomienda.
Para Onéximo, quien lleva más de 30 años
conociendo y manejando los intríngulis de este sistema, la Ley 241 es
culpable de “todos los males que afectan al sector transporte y
seguridad vial” por arrastrar debilidades en el aspecto de movilidad
urbana y fiscalización.
Haciendo una retrospectiva desde el 2006
hasta la fecha dice que el sistema de transporte en República Dominicana
se ha desarrollado con luces y sombras. Como positivo citó las dos
líneas del Metro y la ley 63-17 sobre movilidad, tránsito, transporte
terrestre y seguridad vial.
En palabras del exdirector de la
Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) cuando una ciudad o un país
no tiene un moderno, seguro y estructurado sistema de transporte masivo
los ciudadanos buscan alternativas para poder movilizarse, dando lugar a
el carro de concho y el motoconcho.
También buscan soluciones
individuales como adquirir vehículos, cuyos costos de operación y
mantenimiento estima rondan entre el 30 y 40 por ciento de los ingresos.
“Aquí lo que ha pasado es una degeneración, es decir salimos del carro
de concho, que es un vehículo de baja capacidad, hasta degenerar al
motoconcho”, modalidad que se ha convertido en una salida económica de
miles de personas.
Por ello, crear una red de rutas alimentadoras
integradas al sistema Metro, que a su vez estén bien estructurada es
una necesidad. El también extitular de la Dirección General de Tránsito
Terrestre (DGTT) es de los que plantea especializar un carril solamente
para autobuses en buenas condiciones y con frecuencia sistematizada.
“Esa
irresponsabilidad de los gobiernos en no asumir la planificación,
regulación y fiscalización del sistema de movilidad urbana y del
transporte terrestre, el tránsito y la seguridad vial en la República
Dominicana lo que degeneró fue en que sea suplantada por los sindicatos y
federaciones que son los que se han encargado de trazar las rutas de
origen y destino, de fiscalizar y controlar”, destaca.
Sin
embargo, considera que las autoridades tienen la oportunidad de conducir
un modelo de transformación que estipula la nueva ley en este sentido.
Pero lograr organizar este sistema será una tarea ardua. “Muchas
personas piensan que es como por arte de magia que va a haber una
transformación. Creo que la transformación de este desorden en el
deficiente e inseguro sistema de transporte debe tomar de 3 a 5 años”,
señala.
Uno de los actores más importante en este sistema es el
usuario, quien carga la pesada cruz con el aumento del precio de los
pasajes y los paros del servicio. “El transporte ha avanzado con el
Metro, porque tú llegas en cinco minutos desde el kilómetro 9 de la
autopista Duarte hasta la Ortega y Gasset, pero en el terrestre siguen
los mismos tapones, porque los elevados no han hecho nada”, cuenta el
ciudadano José Luis Adames.
En esta etapa, todos los ojos están
puestos en la nueva ley 63-17, que contempla grandes cambios, entre
ellos la creación de una entidad rectora. Resta esperar si es la base de
una transformación del sistema o será un pliego de letras muertas.
Sindicalistas: “Gobiernos son culpables”
Los dos más grandes representantes del sector sindical del
transporte, Juan Hubieres, presidente de la Federación Nacional de
Transporte la Nueva Opción (Fenatrano) y Antonio Marte, cabeza de la
Central Nacional de Organizaciones del Transporte (Conatra) ofrecen su
visión sobre desarrollo de este servicio en el país en la última década.
“Yo
nunca me he opuesto al desarrollo, porque entiendo que el transporte
necesita de las grandes tecnologías, pero el Metro ha llevado a la
pobreza a muchos choferes porque no ha dado lo que se espera”, dice
Marte.
A la vez reconoce que la violencia desatada en el
transporte liderado por sindicatos ha desacreditado al sector, y lo
atribuye a un grupo dedicado al sicariato y a “asaltantes de rutas”.
Agrega
que el Gobierno también ha fallado con sus responsabilidades, entre
ellas cumplir con la promesa de construir grandes terminales de
autobuses en las afueras de la ciudad para evitar los taponamientos
vehiculares y sacar a flote el proyecto del sistema de gas natural.
“Hemos colapsado todas las empresas y sindicatos del transporte. Los
últimos 5 años de Danilo Medina han sido lo peor en el sistema de
transporte”, sostiene. Afirma que esta debacle, como le llama, es
consecuencia de la falta de un marco legal que degeneró en el aumento de
rutas informales denominadas piratas.
Mientras que Juan Hubieres
se refiere al tema de manera sarcástica. “El transporte de pasajeros en
la República Dominicana marcha tan bien como la sociedad”, expresa.
Consideró
que el Gobierno fracasó en la salida a soluciones en este sistema,
buscando “la fiebre en la sábana” sin atacar la raíz del problema.
Entiende que a la hora de tomar una decisión en ese sentido no se puede
dejar de lado las ciencias que intervienen como es la Sociología.
Estima
que las inversiones que se realizaron en la construcción del Metro de
Santo Domingo son muy altas para transportar apenas el 6.4 % de todos
los viajes de transporte de pasajeros en la zona metropolitana. “La
inversión más cuantiosa que se ha hecho está moviendo entre el 6 y el 8 %
de la demanda. Esto ha sido un avance terrible para los pobres”,
continúa el sarcasmo.
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