Rafael L. Trujillo, el hombre que dirigió con mano dura la República
Dominicana durante 31 años (1930-1961) y cuya desaparición física es
conmemorada en estos momentos, es el personaje que, para bien o mal, ha
tenido mayor impacto en la historia de la República Dominicana.
Hay quienes dicen que fue un criminal; otros lo tildan de genocida.
Pero a pesar de que murió hace 54 años, sus métodos de gobierno
se rehúsan a perecer y siguen incidiendo en la conducta de numerosos
dominicanos (nos los rechazan, otros tratan de imitarlos).
Su obra de gobierno tiene, sin lugar a dudas, más luces que sombras. (Lamentablemente, no supimos mantener encendidas estas luces y preferimos las sombras).
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